Monday, August 4, 2008

"LA APARICION" Domingo 30 de Junio 1940

LA VIDA, SEGUN LA VE NUESTRO COMPAñERO MANUEL FONTANALS
(Cuento escrito para la radio)


En mi casa, junto a mi mesa de trabajo se yergue majestuoso un centenario butacon. Este antiquisimo mueble ha acomodado a muchos de mis antepasados.

Le tengo afecto y cariño, y cuando me siento en el, cosa que hago diariamente, me da la sensacion de acercarme a todos mis seres queridos ya desaparecidos

Pero, no les voy a hablar ahora de mi butacon, sino de una "aparicion" que tuve.

Una noche, me sente en mi butacon a leer, y asi paso el tiempo, hasta que en el reloj de una iglesia cercana sonaron las doce campanadas de la media noche. (CONTROL: DISCO CAMPANADAS)

En el silencio imponente de la hora, las campanadas graves del reloj de la iglesia me sacaron del abstraimiento de la lectura (recuerdo que leia "Las Enfermedades de la Voluntad de Ribot",
y sin saber por que un raro estremecimiento sacudio mi cuerpo.

La soledad de la noche impone y reconozco que en ese momento, al dar la ultima campanada en el reloj, senti, no dire que "miedo", pero si temor. Me parecio que "alguien" tocaba suavemente en la puerta de mi casa, tan suave fue el toque, que crei haberme equivocado; de nuevo senti que tocaban y entonces abandone mi asiento y me dirigi a la puerta. La abri, y efectivamente, ante mi encontre a una mujer vestida totalmente de blanco, sencilla, pero elegante, parecia ser bonita, pero no podia asegurarlo, porque su cabeza y su cara estaban cubiertas por un espeso velo, tambien blanco.

Le pregunte que deseaba, y muy quedamente, me dijo:....... A ti
Vengo a buscarte, para que recorras conmigo el camino de la vida.
Podran ustedes imaginarse las cosas que por mi mente pasaron; todo esto a las doce de la noche, puede amedrentar al espiritu mas templado.

Entonces, viendo mi indecision, puso un dedo sobre sus labios, indicandome guardar silencio y su mano cogio la mia.

El contacto de su mano fria produjo un cambio repentino en mi; me senti tranquilo. Hecho a andar y me arrastro consigo, diciendome: "Conoces el camino de lla vida hasta hoy, pero quiero que conozcas el que te falta por recorrer".

De pronto, todo se ilumino brillantemente, y me parecia que en lugar de caminar, volaba. La claridad era tal, que lo que yo me imaginaba cosas y calles, aparecian borrosas ante mi vista. De pronto, todo comenzo a tomar forma, ya podia distinguirlas perfectamente; mi "aparicion" no decia nada, solo me señalaba las cosas, como queriendo llamarme la atencion de ellas.

Llegamos a un lugar de la Ciudad habitado por gente pobre; niños famelicos, hombres y mujeres andrajosos y de aspectos enfermizos, todo era miseria en derredor, el ambiente en que vivian aquellos pobres seres, era nauseabundo, intolerable, y sin embargo, alli vivian estos pobres seres humanos.

Mi aparicion, mi guia, con voz suave y armoniosa, que llegaba a mis oidos, como un sonido celestial, me dijo:
"Sabias que en la tierra existiese tanta miseria?. Graba en tu mente la desgracia de estos infelices y no lo olvides".

Seguimos viaje por el infinito, viendo, como si pasase ante mi una cinta cinematografica.

Llegamos a otra parte de esa Ciudad que no sabia cual era, pero que se me antojaba la ciudad de todos, la ciudad de la vida.

Contemplaba ahora varias industrias; en ellas, los obreros trabajaban afanosamente, todos produciendo para el resto de la humanidad. Los talleres mal ventilados, el calor sofocante, el trabajo penoso y duro, y podia ver en otra seccion de las fabricas, las oficinas de los patronos: elegantes, ventiladas, confortables: hombres bien vestidos, fuertes, gruesos, saludables; hombres que acumulaban riquezas a costas de esos pobres infelices que no ganaban ni siquiera lo suficiente para atender debidamente a sus hijos, a sus mujeres, a eso infelices que cuando llegasen a la pubertad irian a ocupar los puestos de sus padres, y adquirian siendo explotados, y asi sus hijos y los hijos de sus hijos...
"Devuelveme a mi casa" dije a mi guia. Me duele el alma de ver tanta miseria.
"No, quiero que lo veas todo, quiero que conozcas la vida como es, para que no vivas engañado"
Seguimos nuestro viaje, y despues de estos cuadros que torturaban mi corazon por tanta miseria, por tanta opresion, llegamos a un lugar, en el cual se alzaban majestuosas mansiones" "Todo era alli alegria, bienestar. Una suntuosa fiesta se celebraba y los hombres de etiqueta, charlaban, bebian, reian, bailaban con elegantes mujeres, que al igual que ellos, parecian embriagadas por la mescolanza de perfumes y licores.

"Ves esto? me dijo mi guia. Pues todo es ficticio, todos se engañan, todos tratan de deslumbrarse, pero sus almas estan vacias, viven por nada; no tienen cariños, ni afectos, todo es envidia.

Abandonan a sus hijos cuidados por criados en sus casas, para pasar la noche desordenada emborrachandose, aniquilando su salud, malgastando el dinero que pudieron acumular a fuerza del sudor, el sacrificio y la miseria de esos pobres infelices que vimos hace un momento trabajando en las industrias, en los campos, en los talleres, pero sigamos la ruta de la vida".

Y seguimos nuestro viaje: mi corazon sangraba por tanta ignominia, por tanta desgracia, por tanto desamor, por tan poca comprension de algunos humanos. Y en mi dolor, empece a sentir cierto alivio: el ambiente se sarutaba de un perfume delicioso; la gasa que cubria a mi guia rozaba algunas veces mi cara impulsada por la brisa que la hacia flotar; la luz cambiaba de tonalidad y tomaba un color rosado delicioso a la vista. Parecia como una puesta de sol de los paises nordicos.

"Y ahora, fijate bien", me dijo mi guia.- "No olvides la escena que va a contemplar.

Era una modesta casita, pero de aspecto agradable, toda pintada de blanco, su techo de tejas rojas y limpias, la rodeaba un jardin en el cual florecian preciosas rosas y otras flores de aromaticos perfumes, aqui y alla algunas mariposas que libaban su nectar y en los arboles cercanos pajarillos que alegres trinaban gozosos de poder disfrutar libremente de la naturaleza.

En el interior de este delicioso nido, se ofrecio a mi vista un agradabilisimo cuadro. Un anciano sentado en un sillon se entretenia en contar, sabe Dios, que historia a un grupo de pequeñuelos, que con seguridad eran sus nietos y que le escuchaban embelesados. Un poco mas alla de ellos, una señora, joven, hermosa, tejia una ropilla de algunos de aquellos picaros chiquitines y junto a ella, el padre fumaba y leia, levantando de vez en cuando la vista, para ver lleno de amor y de felicidad el cuadro que alli se representaba.

"Ahi tienes la verdadera felicidad", me decia mi guia; ahi tienes el amor verdadero: Todos estos son los verdaderos felices, los que crecen y viven el calor de un hogar, los que cuando terminan su mision en esta vida, seguiran siendo felices en la otra, porque cuando llegue el dia final, todos vuelven a la tierra de donde vinieron, porque yo los recojo a todos en mi regazo por igual y los que creen haber disfrutado mas de los goces engañosos en la vida, de los goces materiales, los que despreciaron a sus semejantes, y abusaron de sus necesidades, al fin se unen a ellos y se confunden en la misma tierra, porque yo, mirame bien, que te he parecido hermosa y bella en este vestido de tul blanco, te he engañado para que me acompañases, te he engañado como a todos ellos, para ahora mostrarme cual soy, mirame bien. Y asi, diciendo mi guia, se despojo de su velo y de aquella figura gentil que a mi me habia parecido, no quedaba nada. Ante mi tenia solo una penunmbra, cuyo rostro era la muerte.

Sonaba estridente una campanilla. Volvi en mi. Acababa de despertarme. Me habia quedado dormido en mi butacon y mis antepasados me jugaron una broma pesada y me habian llevado a conocer la vida como es y como debia ser.-----